Skay impuso presencia y abrió un portal ricotero en Chaco
- Leandro Burich
- 24 jun
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 25 jun

Skay Beilinson y los Fakires volvieron a encender el ritual ricotero este último sábado en Resistencia.
Entre sombras y humo, sobre un escenario que parecía flotar entre la niebla espesa de la ciudad, escuchamos el latido del corazón de Patricio Rey. Y el aire se llenó de electricidad...
En un vórtice de rock potente, poesía precisa y mística psicodélica, Skay prendió el motor del tren con las llaves del Arcano XIV. “Si vos sos el fuego, la leña yo soy”, dijo. Y el viaje arrancó.
Con su sombrero y sus lentes oscuros, abrió un portal hacia un mundo caleidoscópico y convirtió el silencio en rugido animal. Tal vez Mañana, El Gólem de Paternal, El Ojo Testigo, Síndrome del Trapecista, Oda a la Sin Nombre y El Equilibrista formaron parte de la lista final.
El público —una tribu en trance- respondió con trapos y un agite sin frenos. El pogo fue un agujero negro: ahí caímos todos, salimos distintos, en otra dimensión. Se podía escuchar el vértigo de las almas y los sonidos resonando en cada pecho, como un eco inmortal.
El show terminó, pero nadie se movía. Ante el grito unánime y reiterado de “¡una más y no jodemos más!”, Skay nos regaló media hora más de sus canciones.
Todo un Palo, Nuestro Amo Juega al Esclavo, El Pibe de los Astilleros y Ji ji ji completaron la fiesta para los oídos de los presentes.
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