La energía de Wos nos estremeció el alma dinamita

Wos, Wosito, el pibe divino, llegó por primera vez al Litoral y las palabras no alcanzan... Con el Paraná y el puente de escenografía, en el playón del Boca Unidos de Corrientes, dejó en claro por qué es uno de los principales exponentes de la música del país.

Su habilidad no sólo se basa en concatenar palabras en rima, sino que además lo hace con potentes mensajes, lo que cada vez está más en déficit, entre tanta idea descartable. Pero no lo hace solo, lo acompaña una poderosa banda conformada por Tomás Sainz (batería), Natasha Iurcovich (bajo), Francisco Azorai (teclados) e Ivanna "Chipi" Rud (guitarra), que aportan esos sonidos que generan mantras.

Así como aglutinan rap, rock, pop, dance, funk, cumbia, también logran reunir generaciones, familias enteras, madres, padres e hijos separados por años (porque eso de la juventud es solo una actitud del alma), unidos por esas melodías que saquen la sed, entre amigos que saben querer.

Ricardo Mollo en Culpa, el Indio Solari en Quemarás y Dillon en Cabezas Cromadas estuvieron presentes en sus pistas y sus imágenes en las pantallas dando su bendición.

Un sonido lento y diáfano, fue lo que le faltó, es que el duende del Paraná sopló el viento que lo llevó para ofrendarle al río, a la arena, o los pescadores en sus canoas. Sin embargo, Wos se volvió barrilete y remontó estos inconvenientes por y para esa singular tropa que bailó hasta olvidar la ropa. “Saquen todo”, invitó y el público respondió con sapucays, los alaridos que salen del alma.

Un duelo de beatbox con su baterista y un par de freestyles personalizados para la tierra y la gente del chamamé fueron los regalos de la noche.

Wos repasó prácticamente todo su último, disco desde Cambiando la Piel, Morfeo, La Cochería, Melancolía, Ermitaño, Sur, hasta Arrancamelo, y dejó lugar para algunos de sus clásicos como Canguro y Púrpura, con la que se despidió hasta que Nuevas Coordenadas lo traigan de nuevo para estos pagos.